La
importancia del proceso educativo, que es la confrontación continua entre lo
que se enseña y lo que se aprende, así
como la trasmisión de valores y saberes, dentro de la construcción de
identidad, es fundamental, pues dicho proceso involucra un conjunto de
prácticas culturales del reconocimiento de las subjetividades, es el escenario
en el cual la responsabilidad educativa, se transforma en una práctica, un modo
particular de leer las necesidades de la comunidad educativa y de establecer un
ambiente natural de interacción y de la
constitución de sentidos culturales, sociales y pedagógicos que conducen a los
sujetos a vivir bajo la dignidad humana, el respeto y la justicia social. La
escuela debe responder a los retos
actuales de construir una sociedad plural, democrática, incluyente, equitativa,
con el fin de que la persona logre la construcción de la identidad, mediante la
elaboración de significados de su historia, historia que lo lleva a una manera
muy particular de habitar, sentir, vivir y percibir el mundo, además que con la
construcción de la identidad, el individuo establece una forma de convivir,
interactuar y organizarse.
Ante
la importancia que tomo el proceso educativo en la construcción de la
identidad, simultáneamente se pudo ver la necesidad de institucionalizar dicho
proceso educativo desde el Estado, ya que con la construcción de la identidad,
el individuo establece una forma de convivir, interactuar y organizarse, es por
eso la necesidad de la institucionalización de dicho proceso, pues en ese
contexto hace referencia al proceso a través del cual los sujetos, hombres y
mujeres, se hacen individuos únicos, negocian sus diferencias con otros,
constituyen marcos comunes que les permite cohabitar conjuntamente un espacio
cotidiano, histórico y cambiante.
Considerando el proceso educativo institucionalizado desde el estado, lo
podemos considerar como un escenario concreto, es decir, con un espacio que
cuenta con las adecuaciones para impartir conocimientos, el cual se rige por
valores, normas reglamentos, aportando de esta forma, a la construcción de
identidad del individuo, cubriendo de esta forma la necesidad de
institucionalización.
Echavarría Grajales, C. (2003). La
escuela un escenario de formación y socialización para la construcción de
identidad moral, en: Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales,
Niñez y Juventud, Julio-Diciembre, Vol. 1, No 002, Universidad de Manizales,
Colombia 2003.



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